(CNN) – Angela Primachenko tenía 27 años, 34 semanas de embarazo y algunos días de estar luchando contra el coronavirus cuando decidió, con la asesoría de sus médicos, entrar en un coma inducido médicamente. El día que despertó, su vientre estaba plano y su bebé tenía 5 días de nacida.
“Fue emocionalmente increíble”, le dijo la mujer a CNN. “Fue una locura tratar de entender lo que sucedió en los últimos 10 días, tener que reconstruir tu vida”, añadió.
Primachenko vive en Washington, un estado que ha recibido mucha atención mientras el brote de covid-19 aumenta en Estados Unidos. Allí se confirmó el primer caso de coronavirus en el país el pasado 21 de enero y donde ocurrió la primera muerte relacionada con el virus en EE.UU. También es el lugar en el que un hogar de ancianos registró decenas de muertes al principio de la pandemia.
Angela Primachenko habla sobre el nacimiento de su hija.
Primachenko vive muy al sur de donde se desarrollaron todos esos casos, justo en la frontera sur del estado: en Vancouver, un suburbio de Portland, Oregon.
Como muchos de los que han contraído el coronavirus, sus síntomas comenzaron con una tos que escaló a una fiebre que no desaparecía, recordó.
Primachenko, una terapeuta respiratoria del Centro Médico Legacy Salmon Creek, no había ido a trabajar y no sabe cómo pudo contagiarse de covid-19.
“Ella conocía el riesgo”, aseguró Oksana Luiten, su hermana gemela. “Tomó todas las precauciones”, añadió.
La familia de Primachenko la alentó a hacerse la prueba, y en los dos días que esperó el resultado, su estado empeoró progresivamente.
Resultó positiva.
“Al ser una terapeuta respiratoria –simplemente siendo humana, supongo– sabía que no podía seguir respirando como lo hacía y sobrevivir”, dijo.
El 26 de marzo, Primachenko ingresó a la unidad de cuidados intensivos del hospital en el que trabaja, indicó su hermana. Tres días después, le pusieron un respirador artificial, la misma máquina con la que ella ayuda a los médicos en su empleo.
“Cuando estás tan enfermo, solo estás luchando por tu vida”, aseguró Primachenko. “Mi concentración no estaba en el miedo; solo en superarlo”, agregó.